martes, 18 de noviembre de 2008

Cristianismo y Política II

Hace rato que pasaron las elecciones municipales en nuestro país. Aún hay candidatos que pelean por votos, al no existir claridad respecto a ellos, pero la elección ya pasó.
Esto me recuerda mis clases de Derecho Político, cuando la política empezó a interesarme (principalmente como ciencia) Recuerdo muy bien aquella clasificación de la política en su faz agonal y su faz arquitectónica. Lo que acabamos de vivir, es la faz agonal, es decir la lucha por alcanzar el poder político; lucha que en nuestro caso particular se tradujo en alcanzar el sillón edilicio y los cupos del concejo municipal. Pero ahora viene lo realmente interesante de la política, la faz arquitectónica: el cómo se gobierna una vez en el poder.
La pregunta que dejé planteada en mi tema anterior dice relación con la postura que debemos tomar como cristianos frente a la política. Dicha postura tendrá distintos matices en cada faz de la actividad política, pero es imposible afirmar que será distinta, pues la política está compuesta por ambas faces o caras.
Muchos cristianos afirman que es imposible que un cristiano participe en política, fundamentándose principalmente en la actividad conducente a alcanzar el poder político, es decir la faz agonal. Centran su afirmación en la serie de "mentiras" de los candidatos a fin de conseguir los votos de los incautos. Cuando llegamos al tema de cristianos en el poder, nos encontramos con la afirmación de que tampoco se puede estar ahí, pues en término muy coloquial "se subirán los humos a la cabeza" Entonces, es mejor no participar de la política.
Otros cristianos, dicen que debemos participar activamente de la política, involucrándonos en cada gestión por alcanzar el poder y mantenerlo. No importa lo que se deba hacer, pues lo importante es "estar ahí", siendo el fin último de la actividad política "recuperar el lugar que por tanto tiempo perdimos" Suena bastante llamativo e incluso lógico, pero si el fin de la actividad política es solamente ese, vaciado de todo contenido valórico y técnico, no tiene ningún sentido.
Mi postura, es otra. Creo que es fundamental alcanzar posiciones políticas y ocupar aquellos lugares que tanto tiempo han estado negados para el mundo cristiano-protestante, pero creo mucho más importante tener una posición clara frente a los temas que rozan la política. No podemos llegar a lugares públicos con el fin de predicar. Para predicar está la plataforma de la iglesia misma. Si queremos llegar a lugares públicos, debemos hacerlo para proponer un camino más alto que es el del evangelio, sin siquiera decir una palabra. Nuestras ideas y hechos mostrarán ese camino, pero para poder mostrarlo, primero debemos conocerlo.
Lo fundamental es comenzar un proceso de reflexión y profundización de nuestras creencias e ideas. Debemos tener claro quienes somos y que queremos. No se trata solo de ayudar a las personas, pues existen otras instancias para hacerlo. No se trata solo de dar un discurso, pues hay muchos y de todas clases. Se trata de mostrar el Reino de Dios con sus valores y principios. Creo firmemente que se puede ser cristiano y político, pues el llamado de Dios es de estar a la cabeza. ¿Cómo defenderemos nuestras creencias en un parlamento en donde la alta mayoría ya no cree en Dios? ¿Qué podemos decir frente a temas tan cruciales para una nación como la legalización del aborto, de los matrimonios homosexuales, de la educación agnóstica? Primero debemos tener claro que pensamos y luego debemos tomar acciones conducentes a manifestar aquello que creemos. Será dificil, como lo fue para los primeros cristianos oponerse a un imperio que los llevaba a los circos para ser comidos por las fieras o quemados. La Biblia muestra un camino más alto: no conformarnos a este siglo, no conformarnos a esta forma de hacer política, de hacer gobierno, de hacer país. Creo con todo mi corazón que tenemos mucho que entregar, pero debemos comenzar ahora. Es tiempo de influir también en la política, pero desde dentro, con nuestras creencias, con nuestros valores, con nuestras ideas, que deben provenir todas de Dios y su corazón.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola.
Me llamo mucho la atención cuando navegaba por el facebook que yo administro de la juventud de la iglesia en que me congrego (1º de San Bernardo, stgo), el tema sobre política y cristianismo. Ya que, comúnmente en nuestra misión no se habla mucho es este tema, antes de seguir avanzando muchas felicitaciones por este escrito, me parece genial que cada vez mas el grupo juvenil de la unida se vaya cuestionando cosas y vaya "pensando" cada vez mejor. Este tema de la política, aparte que me fascina mucho es un poco desconocido en términos generales para la hermandad. Pienso y creo muy parecido a ti, creo que ya es tiempo de dejar de pensar en la política como factor negativo para el Cristianismo o para la iglesia, personalmente me molesta bastante cuando muchos de los hermanos dan opiniones algo confusas y porque no estúpidas, tales como: "no la política es para puros ladrones" o "los políticos no hacen nada" o simplemente "no debemos meternos en política" y no falta el que por otro lado un poco mas radical te dice: " yo quiero ser político para ir a predicar al congreso". sinceramente creo falta inculcar pensamientos mas serios e inteligente como el que describías en tu articulo.
ojala podamos estar al habla por algún medio.

Deseo que Dios te siga llenando de su gracia.

Antonio Arredondo.

Nicolas dijo...

Notable tus palabras Felipe, un abrazo